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lunes, 12 de mayo de 2014

AMOR EN SU PUNTO "alta cocina a medio hacer"

Muchos años han pasado desde que la pareja de guionistas y directores Dominic Harari y Teresa de Pelegri, firmaran la ácida “Seres Queridos”. Ahora, vuelven a la carga con una comedia romántica que gira en torno al mundo gastronómico y rodada en un luminoso Dublín. 

Oliver (Richard Coyle) es un escritor gastronómico famoso y con mucho éxito con las mujeres, que vive acomplejado por una infancia que considera demasiado ruda e irlandesa para él. Un día conoce a una alocada española, Bibiana (Leonor Watling), de la que se enamora. Sin embargo, no será tan fácil salir adelante con una relación que cuenta con demasiadas cosas que les separa.

La comedia romántica está teniendo un boom en lo que respecta a su sentimental unión a la comida. Si miramos atrás, varios son los ejemplos de películas que utilizan a los alimentos como un personaje más, a través del cual contar una historia, expresar sentimientos que los personajes no se atrevan a sacar a la superficie.
Aceptando que ésta no es ya una novedad y que bien podría definirse el género como “comedia gastronómica”, hay varios aspectos de este “Amor en su Punto” que la salvan de llamas de los fogones.

Los directores quieren añadirle otros ingredientes a la comedia romántica, que como el buen vino, el espectador pueda degustar unos aromas lejanos que le dejen poso, un buen sabor. Son estas segundas lecturas, las que la hacen por momentos interesante. La crítica a los prejuicios, al odio entre sexos y razas, al respeto de las idologías y pensamientos de otras personas. Todo esto ha sido algo que han querido combinar bien con el plato principal, sin embargo el resultado ha sido algo desaliñado.

El problema de “Amor en su Punto”, que pesar de ser divertida y simpática, es precisamente eso. Resulta ser como cualquier otra comedia bien hecha, que no se ha quemado en el horno, gracias a la calidad de la materia prima, pero que sin embargo no quiere dar el salto a la alta cocina y se conforma con un menú del día más bien sencillo.
La película es ágil, no aburre, pero tiene ese aire de las coproducciones con el mundo sajón, que chirrían, tanto por la definición de los personajes secundarios y la elección de sus actores, como por el intento de querer hacer algo que ellos saben muy bien, pero que al exportar y/o copiar la receta, resulta al final una extraña combinación a la que le falta precisamente ese punto del que habla el título de la película.

A pesar de todo, hemos de reconocer, que mucha culpa de nuestras sensaciones respecto a “Amor en su Punto”, se deban a que pudimos verla en el Festival de Málaga y quizás la hubiéramos juzgado con menos dureza en otro contexto.
También tiene aciertos la película y éstos vienen de sus dos actores principales, tanto por la comicidad de Richard Coyle, como por el magnetismo, naturalidad y mala leche con la que interpreta Leonor Watling a su falsa vegetariana, que tiene varios de los momentos más divertidos y más logrados de la película.

Una comedia agradable, que no acaba de encontrar en punto adecuado para salir del horno, que sin embargo puede ser disfrutada por parte de un sector del público poco exigente que lo únic que busque sea encontrar un plato ligerito sin el que llenarse en exceso la barriga, o el cerebro.

+ La luminosidad que desprende Leonor Watling.
-  Algunos gags demasiado forzados.

PUNTUACIÓN TOTAL: * *




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