
Sorprende
que un director como éste haya aceptado dirigir una película de superhéroes,
aunque se dice que estaba estipulado en su contrato para poder dirigir “500
días de verano”. Webb tenía un doble reto, ni calcar el “Spider-man” de Raimi ni
convertir su película en un “Spider-man begins”, pero a la vez intentar mezclar
lo mejor de ambas.
Nos
encontramos a un Peter Parker, que aunque sigue siendo tan pardillo como
siempre, resulta sorprendente carismático, que arrastra el dolor del abandono
de sus padres, dando al personaje una dimensión diferente de la que Raimi nos enseñó. Junto a esto,
deciden cambiar a la protagonista, porque Mary Jane resultaba muy
escurridiza y le costaba al protagonista tres películas,entre idas y venidas,
hacerla completamente suya, por lo que nos ponen a una Gwen Stacy más receptiva con el protagonista, relegando así al personaje a un
mero florero. Por lo demás, poca novedad, ahora nos encontramos a otro villano,
que como siempre quiere destruir la humanidad y a Spiderman, y éste la verdad
es el que resulta menos interesante, y letal, de todos las personas contra las
que ha luchado el héroe.

A pesar de
todo esto, la película es disfrutable como producto veraniego, siempre dejando
la sensación que al estar concibida como una franquicia, estamos tan solo ante
la presentación de los personajes, ahí es donde empieza a coger ritmo y tono al
final de la película, sobre todo al asentar la base de la relación entre Stacy
y Parker.
Cuando el
director nos muestra aspectos de Spiderman que no habíamos visto, donde se
siente más cómodo, es aquellas partes que resultan sacadas de “500 días de
verano”, pero que agradecen el toque de frescura, divertidas escenas en las que
un ya transformado Spider-man, trepando muros recibe llamadas de su tía para ir
a comprar huevos, o cuando descubre sus poderes patinando. Por lo que podemos
ver a un director atado de pies y manos, ofreciendo lo que le han dicho que
ofrezca, pero que en ciertos momentos es capaz de brillar, clamando que para
otra entrega, si es que está dispuesto a dirigirla, le dejen dar rienda suelta
a su imaginación y ofrecer una visión diferente del personaje.
A pesar de
que en toda el metraje nunca pierdas el recuerdo de la película de Raimi, se
puede disfrutar, además de ofrecer una divertida interpretación de Andrew Garfield que resulta menos irritable que el interpretado por Tobey Maguire, a
pesar de que pasado un día olvidemos la película totalmente.
+ Andrew
Garfiled, pasa la prueba con notable
-La falta de
personalidad de la película
PUNTUACIÓN:
* * *
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