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martes, 26 de julio de 2016

SUNSET SONG "una canción del pasado"

Se ha estrenado este fin de semana en la cartelera veraniega la última película de Terence Davies que se presentó en el pasado Festival de San Sebastián, donde nosotros pudimos verla.

Tras el éxito de crítica y público que cosechó con "The Deep Blue Sea" Terence Davies se aventura a adaptar la novela de mismo nombre de Lewis Grassic Gibbon, una de las más importantes de la literatura escocesa del siglo XX. Tras la estela de sus últimos trabajo de su filmografía, realmente casi todos, enmarca a "Sunset Song" en esa mezcla de sentimentalismo y espiritualidad que tan buenos resultados le ha dado en algunas de sus películas, que no en todas.

Este es precisamente el caso, "Sunset Song" está concebida como la historia más grande jamás contada, protagonizada por una joven luchadora que le toca vivir una época que no le corresponde, hecho que servirá para desarrollar toda una trama de desventuras y desdichas que Davie utiliza para enaltecer el espíritu combativo de su protagonista.

De apabullante belleza, con uno de los planos más hermosamente fotografiados que hemos visto en muchos años, "Sunset Song" puede ser una de las películas con mejor acabado en la carrera de Davies, incluso de la filmografía contemporánea, sin embargo ese exceso de preciosidad y lirismo no acaba de cuajar con la historia que nos está queriendo contar. Partimos de una premisa muy interesante, pero su director nos hace recorrer un largo recorrido por el que muchos espectadores decidirán darse la vuelta atrás y no continuar el camino. Llega un momento en el que no sabemos qué es lo que nos quiere contar, quizás un retrato de la Escocia de inicios del siglos XX, puede que una mirada al mundo rural, tal vez la biografía de una mujer excepcional. Quizás ni su propio director lo sepa, y la búsqueda de la belleza le haya cegado la visión a Terence Davies.



"Sunset Song" llama a la búsqueda de lo trascendente y lírico dentro de lo cotidiano, tiene más de un apunte interesante sobre la posición de la mujer en la sociedad, aunque ese continúo empeño de Davies en alargar en exceso todas y cada una de sus secuencias no hacen más que perjudicar el ritmo de una película, que aunque dure sus ya largos 135 minutos, parece que son muchos más.

Puede que uno de los grandes alicientes de la película sea el contraste entre lo brusco y lo frágil, la contraposición entre sus delicados diálogos y la crudeza de muchas de sus secuencias, además de contar con un tercio final magistral, emotivo, que nos llega a plantearnos si es necesario aguantar tantos minutos de metraje para llegar a ese culmen donde vemos al mejor Terence Davies, pero en el que nuestra paciencia hace mucho que emigró a mejores tierras.

+ Su primera secuencia.
- Su impostado sentimentalismo.

PUNTUACIÓN TOTAL:  *  * y 1/2


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