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jueves, 3 de diciembre de 2015

Entrevista a Manuel H Martín,director de LA VIDA EN LLAMAS

Dentro de poco se leerán las nominaciones a los Goya, hemos hablado con Manuel H. Martín, director de "La Vida en Llamas", documental que es candidato a siete premios Goya. Esta entrevista es el resultado de una interesante charla con un director apasionado que habla de su proyecto con un gran entusiasmo, como si fuera su propio hijo.




"La Vida en Llamas" es un documental que sigue el trabajo de BRICA, una unidad de bomberos forestales que se dedican a luchar contra las llamas que arrasan la naturaleza. Uno de los documentales más importantes del año, toda una superproducción, de la que ahora os hablamos.

Consulta aquí las categorías a las que es candidata a los Premios Goya.

Para más información sobre la película, aquí la web oficial


¿Cómo surgió el proyecto de “La Vida en Llamas”?

Realmente es un proyecto que viene de la mano de David de Beriain y Sergio Caro, que nos proponen este proyecto. Sergio Caro es fotógrafo, amigo de Gustavo Vidal, uno de los protagonistas de la película. Cuando se acercó a la productora nos pareció una idea muy interesante, porque daba un punto de vista diferente de lo que es apagar fuego. Sobre todo por el tema visual, daba la oportunidad de contar una historia en primera línea de fuego y al lado de estos héroes anónimos.



¿Buscabas algo diferente a tu anterior trabajo “30 Años de Oscuridad”?

Cuando me proponen los productores el proyecto me parece muy interesante, venía de dirigir “30 Años de Oscuridad”, un documental muy diferente a “La Vida en Llamas” y me parecía sobre todo un reto. Buscaba nuevos proyectos para dirigir, sobre todo que tuvieran mucha más realidad, aunque “30 Años de Oscuridad” la tenía, pero que fuese un seguimiento de personajes, algo más cercano al lenguaje cinematográfico.




Después de “30 Años de Oscuridad”, por el que fuiste nominado al Goya al Mejor Documental, ¿no te apetecía rodar un largometraje de ficción?

Sí. Me alegro que me hagas esta pregunta, porque periodistas y amigos me preguntan cómo es que no me he pasado a la ficción. Pero si uno ve “30 Años de Oscuridad” y “La Vida en Llamas, te das cuenta que hay detrás un lenguaje basado en ficción, la estructura, el planteamiento, la música, etc. Yo quiero hacer ficción, siempre andas buscando un proyecto, hay algunos que no salen, se me propuso “La Vida en Llamas” y me pareció muy interesante.

Entonces, ¿tienes en mente un día dar el salto a la ficción?
El camino que me he marcado es hacer ficción, tarde o temprano la haré, pero no tengo prisa. Tengo algo muy claro, dar el salto tiene que ser algo que te apetezca mucho, y que ofrezca al espectador algo muy interesante. En cierto modo, el documental es un lenguaje cinematográfico más, que también tiene sus gratitudes. Siempre supone un verdadero reto, el contar historia que sean documental.

Preparando “La Vida en Llamas”, ¿no pensabas que tenías un material muy interesante como para convertirlo en una historia de ficción?

Sí, pero siempre que me planteo una historia, no me lo planteo como algo documental. Siempre pienso en ficción, en narrativa en mayúscula. Es cierto, que tenía los elementos, pero el documental te da una veracidad que es muy complicado a veces conseguir con ficción. Hacer esta película en ficción, necesitarías de un gran presupuesto. El documental, aunque este es uno con un buen presupuesto, lógicamente te permite una serie de licencias, sobre todo a nivel de seguimiento. Si fuera una película de ficción sería casi de cine bélico, algo que haría que el presupuesto fuera cuatro veces mayores. Habría muchas menos escenas de incendios, intentaría recrearme más en todo en lo que supone sacar lo emocional.



En la película aparecen varios personajes del grupo de BRICA, ¿qué perfil buscabas para seleccionar a los que finalmente tienen mayor protagonismo en la historia?

Cuando entro en el proyecto, lo primero que me proponen los guionistas y que veo con ellos, es la posibilidad es de buscar tres puntos de vista sobre un mismo tema. El tema de retratar las tres edades me pareció muy interesante. Un veterano, otro que está a mitad de su vida profesional y un chico joven ilusionado que ve el trabajo como una gran oportunidad. Lo más importante es que hubiese tres buenas historias humanas. A la hora de plantear un guión, te daba un punto muy universal, si eliminas el factor incendios, estos personajes se pueden adaptar a cualquier tipo de historias, policías, médicos que se pueden plantear dudas.

¿Cuál fue uno de los aspectos más importantes que te planteaste a la hora de llevar a cabo “La Vida en Llamas”?

No buscaba hacer una historia de riesgo, sino una historia más personal en la que cualquier espectador pudiera identificarse. Lo que quería era poner cara y voz a estas personas, y que el espectador pudiera identificarse con ellos, con sus propias inquietudes. Que el espectador esté en todo momento dentro del relato, no sólo en los incendios, sino cerca del corazón de los personajes.

¿Cómo fue el proceso de rodaje durante los meses de verano en los que desarrolla la historia?

Ha sido un proceso muy complejo, hemos intentado representar la vida en todo un verano. Hablamos de más de mil horas de material, lo he vivido todo, con el equipo, los guionistas, la editora, nos hemos vistos todas esas horas. Para construir una escena se necesitaba conocer todos los planos rodados, todo eran importantes.

Con esos planos aéreos tan impresionantes, ¿no?

Una de las cosas positivas, fue la posibilidad de tener un cámara en los helicópteros donde ellos viajan. Hubo la posibilidad de tener un pasajero más, que era uno de los cámaras. Durante todo el verano iba compartiendo turno con ellos, para intentar no perder nada en los incendios.

¿Vivías tú también la experiencia de ir a los incendios, subiendo en esas unidades de helicóptero?

Yo no podía estar en todo momento, acudía a la base regularmente y estaba haciendo los seguimientos, pendiente de coordinar otros equipos. Cuando uno de los cámara subía a los helicópteros, nosotros íbamos con otra unidad. Yo podía llevar a dos o tres cámaras más. Al final tuve un equipo de tres personas conmigo, además del de sonido. Montábamos equipos por incendios, tenía que estar todo protocolizado, llamando a todos, pidiendo información, no sólo al compañero que iba en el helicóptero, también al centro regional… 




¿Fue complicado plantear un rodaje teniendo en cuenta que el protagonista era un elemento no controlable como el fuego?

Los incendios son una dificultad tremenda porque son incontrolables, tanto a nivel de producción y realización, imagina lo que conlleva. Hay que tener en cuenta, que ellos y el cámara iban en helicóptero, nosotros en coche y a veces llegábamos y ya estaban apagados. Había jornadas en las que sólo teníamos imágenes del compañero que iba acompañando a la unidad, y no teníamos punto de vista de tierra. También había días que creías que podría pasar, y que afortunadamente no pasaba nada. Era una situación muy compleja lo del fuego.

¿Se requeriría unas condiciones físicas importantes para poder seguir un rodaje tan peligroso?
Todos los miembros del equipo pasaron las mismas pruebas físicas que los brigadistas. Fue un requisito importante para el proyecto, incluido yo. Todos tuvimos que pasarlas, no sólo los cámaras, porque siempre intentábamos acceder lo más cerca posible.

El ir de la mano de estos bomberos, ¿intentando no estorbar en su trabajo al fin y al cabo?
Es importante matizar que siempre lo más importante eran las normas de seguridad. Nuestro trabajo no podía interferir ni complicar el suyo, ni que un descuido nuestro pusiera en peligro al equipo. Da miedo el fuego, el humo, pero siempre nos hemos sentido muy seguros al lado de esta gente, que en cada momento estaban cuidándonos.

¿Podría ser una metáfora en la que el fuego puede destruir tanto la naturaleza como las relaciones de las personas que se dedican a esta profesión tan peligrosa?
Claro, completamente. Volviendo al tema de la ficción, cuántas historias que conocemos que se basan en la realidad. La ficción y la realidad se van retroalimentando. Cuántas historias de policías u otro tipo de género en las que lo estás dando todo por tu trabajo, y te planteas “¿merece la pena?”. Eso es lo que más me interesaba. Me parecía más interesante tener unos héroes que dudan y que se plantean cosas sobre su vida, aunque sepan que lo que hacen ayuda a mucha gente. Pero, también tienes que cuidar a tu mujer, tu familia o tus hijos.

¿Alguna historia que le llamara especialmente la atención?
El caso de uno de los protagonistas, el veterano, una persona que lo ha dado todo por el trabajo. Una persona de acción que por edad queda relegado a un puesto de menos activo. Eso es un momento realmente triste para él. El contraste me parecía muy interesante.


¿Hay algo que después de tanto convivir con estos bomberos forestales, hiciera que te replantearas?
La gran reflexión que hay, que se me quedó grabada, y no aparece en la película es la que un compañero me dijo “los medios de comunicación, cuando se habla de los incendios, casi siempre se centran más en lo que se quema, que en lo que se salva”. Es verdad, después de esta reflexión, mirabas un mapa y veías que lo negro era más reducido, que lo verde era grande, y pensabas que esta gente salva muchas hectáreas. Éste es el punto de vista que ofrece la película, es más innovadora a diferencia de lo que ofrecen los medios de comunicación sobre los incendios.

¿Cómo ha sido el recorrido de “La Vida en Llamas” desde su estreno?

Hemos tenido buenas críticas, ha funcionado bien, no sólo en la distribución convencional, con varias semanas en cartel. Además, utilizamos una plataforma en la que se iban creando eventos, a través de las ciudades en las que se votaba para generar eventos. A partir de ahí una vez que se cumplían los acuerdos con los cines de cada ciudad se realizaba el evento, y en casi todos los sitios se llegaron a realizar. También ha pasado por festival, que ha coincidido con su estreno en cines. Hemos estado en el Festival Iberoamericano de Huelva, Sevilla, en el FICMA, que es uno de los festivales más antiguos de cine y medio ambiente donde hemos obtenido el Premio Especial del Jurado.

Y, ¿cómo ha reaccionado el público?
Estamos muy contentos porque teníamos miedo que la gente pensara que era sólo una película del trabajo de esta gente. Pero, hay un retrato humano más universal. Nadie tiene la barita de saber si le va a gustar a los espectadores. Teníamos la duda de que la gente pensara que era sólo una película de incendios. Para ser un documental, que suele ser algo más minoritario, el público también nos ha dado buenas críticas. Una señora me dijo “creía que me iba a aburrir, pero no ha sido así”.

Dentro de poco será la lectura de nominados a los Goya, ¿cómo estáis viviendo el momento con las siete candidaturas a las que optáis?
Ahora con los Goya, que somos candidatos, ilusionados como todos los años. Si conseguimos la nominación, y tenemos la oportunidad de estar entre los finalistas, estupendo. Será otro empujón más para el proyecto, para que se vea la historia, si no seguiremos con otras cosas. Seguiremos con el recorrido por los festivales internacionales. Lo importante realmente es que todo sirva para que la película se vea, porque pone en primer término la historia de estas personas. Si la película ayuda a que se conozca la tremenda labor que hacen y el trabajo de esta gente, esa es la primera finalidad del proyecto. Hacer un homenaje a estos héroes anónimos y que la gente reconozca su trabajo.

Desde el estreno habrás respondido muchas preguntas muy parecidas, pero habrá algo que todavía nadie te ha preguntado, y de lo que sin embargo te apetecería hablar. ¿Qué es lo que no te han preguntado, que te mueres de ganas de contar?

(Risas). La verdad es que generalmente, al final casi todos los temas se tratan. Realmente una de las cosas que más me gustó fue un comentario que me hizo un periodista, de algo que no buscaba intencionadamente, pero está ahí en la película de todos modos. Un periodista hizo un paralelismo con el western de Howard Hawkes, soy honesto y no lo buscaba intencionadamente. El buen western tiene un gran componente rural, y es uno de los mayores halagos que han hecho a la película, el compararlo con un western.









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