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domingo, 31 de mayo de 2015

MATAR EL TIEMPO "el voyeur que todos llevamos dentro"

El director Antonio Hernández vuelve al cine tras el fracaso de taquilla y público que supuso "El Capitán Trueno" y lo hace con una historia totalmente diferente que se presentó en el marco del Festival de Málaga donde acudió acompañado de sus principales protagonistas Ben Temple, Yon González, Aitor Luna y la debutante Esther Méndez. Aunque la película se fue de vacío y no recibió ningún premio, fue una de nuestras películas favoritas del festival.

Robert (Ben Temple) es un auditor norteamericano que tiene que pasar dos semanas trabajando en Madrid. Un día decide tener contacto a través de una web cam con una prostituta (Esther Méndez) que lo deja cautivado, quedan y se siente atraído por ella. Al día siguiente vuelve a tener contacto a través de la web cam con la joven, pero dos tipos entran en su casa y le agreden. A partir de ese momento deberá elegir si hace como que nada ha ocurrido o implicarse para salvar a la joven prostituta.

La película de Antonio Hernández se inicia desde un planteamiento sencillo en el que un hombre de negocios triste y aburrido con la vida decide adentrarse en el mundo de la prostitución a través de internet. Tema de actualidad por el cambio radical que se está viviendo en el mundo de las relaciones a través de la red, pero Antonio Hernández da un paso más allá y nos plantea, ¿qué ocurriría si esa pequeña cámara de tu ordenador fuera la ventana para observar y espiar a otras personas?
Porque más allá del thriller por el que se mueve la trama de la película "Matar el Tiempo" podría bien ser un buen análisis de los más bajos y rastreros impulsos humanos, el conocimiento al minuto de la vida de los otros sin su consentimiento, un voyeurismo extremo que te puede jugar una mala pasada cuando la curiosidad mata a ese gato y descubres que estás implicado en algo demasiado turbio y oscuro como para quedar impasible.

Antonio Hernández se vale para ello del recurso, ya últimamente muy cinemaográfico, como la web cam de un ordenador para desarrollar su historia, sin para ello renunciar a una forma más convencional, de tal forma que no produce una sobresaturación de dicho recurso y conecta la historia a través de los dos diferentes puntos de vista para construir un perverso juego, un puzzle del que va poniendo cada una de sus piezas poco a poco, tal y como su cine nos tiene acostumbrados, la dosificando de la información y en paulatino planteamiento de la acción de tal forma que llega a un punto en el que ni los protagonistas, ni la historia ni el espectador pueden volver atrás y te sumerge en un atractivo y oscuro thriller.


Sin ser una de las mejores películas de la filmografía del director, consigue volver a ponerse en primera plana de los directores más interesantes de nuestra cinematografía y juega con unos escasos medios para construir un retorcido descenso a los infiernos de un hombre que vive cómodo en su círculo de seguridad y deberá decidir si salir de él y no quedarse impasible ante lo que ve. Porque eso que ha observado sin querer a través de su ordenador no es más que el resultado de aceptar una juguetona invitación en la que una mujer en peligro le meterá en su mundo de problemas, un mundo alejado del suyo que le lanzará a una espiral de violencia y arriesgadas decisiones, como si de una "Carmen" se tratara, con cuerpo y alma de la gran debutante Esther Méndes, un pequeño pecado por el que todos podríamos perder la cabeza.

Para poder dar credibilidad a lo que vemos, Antonio Hernández ha estructura la historia con un frenético y portentoso montaje, de tal forma que hace al espectador partícipe de la acción de la película y lo convierte en otro intruso cibernético al que en todo momento se le plantean diversos dilemas morales como los que tiene que hacer frente un Ben Temple que nunca había estado tan bien, si es que alguna estuvo mal, construyendo un peripatético personaje del que fácilmente uno puede empatizar. Quizás se le podría echar en cara que no todos los actores están a la altura de las circunstancias como su protagonista, si bien Aitor Luna no es capaz de levantar un personaje complicado tal y como hace su hermano Yon González, que película tras película demuestra el gran potencial que hay detrás.

+ Su frenético y agobiante montaje.
- Las molestas interferencias en el sonido web cam.

PUNTUACIÓN TOTAL: ★  ★  ★  y 1/2





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